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  • Foto del escritorJero Kro.

La Historia, Mitología y Cultura de TEPOZTLÁN: El Pueblo del Hacha de Cobre

Actualizado: 3 dic 2020

A menos de una hora de la capital mexicana, entre la eterna Primavera de Ceruanavaca y Amatlán, el sagrado sitio del natalicio de Quetzalcoatl, se esconde el Valle Tepoztlán, místico espacio emblemático de Morelos, el segundo pueblo mexicano en ser nombrado Pueblo Mágico, centro de revoluciones culturales mundiales, espiritualidad, historia y mitología.

El nombre “Tepoztlán” tiene su origen en “Tepozt-tli” que significa Cobre y “Tlan” que significa lugar o abundancia. Convirtiendo Tepoztlán en el sitio dónde abunda el cobre, también hace referencia a “el hacha de cobre” que parece estar incrustada en una de las montañas y a la forma de hacha de la vestimenta de la deidad local Tepoztecatl, el señor de la fermentación y la embriaguez.

En este artículo te compartiré la historia de Tepoztlán, su peso cultural, las revoluciones antiguas y nuevas que se dieron aquí y un poco más.


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(Si a demás quieres conocer actividades para hacer en el pueblo te recomendamos la entrada Qué Hacer en Tepoztlán: Guía de Turismo)



La Leyenda de Tepoztlán


Si bien no se sabe con certeza quienes fueron los primeros pobladores, se cuenta que un grupo de Tlahuicas atravesó las montañas del Valle de México hasta llegar al espacio sagrado que hoy conocemos como Tepoztlán.


El líder del grupo tenía una bella hija que solía bañarse en el Rio Axitla, cerca de las pozas de Atongo, en el corazon del Valle. Si bien tenía una guardiana, la leyenda cuenta que el dios del viento, disfrazado como una bella ave, la visitaba diariamente para deleitar su baño con bellos cantares y que un día dejó caer unas plumas que la doncella ató a sus cabellos quedando en cinta.


Otros cuentan que saliendo de bañarse, caminando por los cerros le "dio un aire" y así el dios del viento la impregno con su esencia.


Lo que sabemos es que quedó embarazada lo que no gustó en lo más mínimo a su padre que se propuso terminar con la vida del príncipe "hijo del viento".


Durante el momento adecuado hurtó al bebe de su cuna y puso su cuerpo en el agujero de un hormiguero gigante esperando que las hormigas los picaran hasta llevarlo a una dolorosa muerte pero lejos de picarlo, lo alimentaron con migajas y llevaron de vuelta a su hogar.


Al verlo de vuelta en su cuna, su abuelo, lleno de ira y sin pensarlo dos veces lo llevó a los más alto de la montaña y lo aventó por un risco esperando que se quebrará contra las rocas del fondo pero su padre, el dios del viento, lo llevo volando de vuelta a su casa y lo tendió con delicadeza sobre sus aposentos para que una vez más lo encontrara ahí al volver el viejo abuelo iracundo.


En un acto de desesperación final tomó la cuna y la aventó al rio esperando que se hundiera, ahogara y fuera devorado por sus creaturas, pero el en vez de esto flotó río abajo hasta llegar a lo que ahora se conoce como San Juan Tlacotenco dónde fue recogido por una pareja de ancianos que habían ansiado toda su vida ser padres sin tener éxito y que lo criaron como su propio hijo, poniéndole por nombre "Tepoztécatl", el futuro patrono de Tepoztlán.


Cerca de su hogar vivía una creatura legedaria, la gran serpiente Xochicalco. Que a cambio de no atacar el pueblo y a sus habitantes recibía como ofrenda a los más ancianos para devorarlos. Así un día los líderes locales eligieron al padre adoptivo de Tepoztecatl, había llegado su turno para fungir como sacrificio a la serpiente, pero Tepoztecatl habló con los líderes y los persuadió para que lo dejaran ir a él como voluntario -Tu irás este mes y tu padre el que sigue, es inevitable- murmuraron mientras el se marchaba en camino a la madriguera de Xochicalco.


Mientras corría rumbo a la serpiente un soplido del viento desbalanceó su cuerpo empujándolo sobre una pila de rocas de obsidianas que rasgaron su piel y se atoraron entre sus cabellos. Tepoztecatl se levantó y continuó camino a Xochicalco.


Al oler la sangre y ver las rasgaduras de obsidiana en todo el cuerpode Tepoztecatl, Xochicalcó pensó que su sacrificio estaba siendo atacado por otro ser que también buscaba devorarlo y sin pensarlo se abalanzo para degustar de un bocado a Tepoztecatl.


Mientras se deslizaba por el interior de la serpiente empezó a notar como las obsidianas en sus cabellos hacían que la serpiente se contorsionara de dolor y analizando esto tuvo la idea de desenredar una de las obsidianas de sus cabellos y así la encajó en los adentro de Xochicalco, abriendo su vientre y saliendo en una sola pieza de el.


Tepoztecatl y Xochimilco

Cuenta la leyenda que durante la festividad en honor a su victoria se le negó tocar los instrumentos por lo que Tepoztecatl convocó una tormenta de arenas rojas para cegar a todos mientras el hurtaba los instrumentos y salía del pueblo. Cuentan que los pueblerinos lo persiguieron más el orinó con fuerza y abrió los valles creando la garganta que hoy es Cuernavaca y la atravesó para llegar a lo que hoy es Tepoztlán. Subió a lo más alto de los y se posó sobre el Ehecatépetl. Para que no pudiera bajar, los pueblerinos intentaron cortar los caminos y así formaron lo que hoy conocemos como "Los Corredores del Aire".


Al final se le honró por su regreso a su pueblo natal y se le nombró representante del dios Ometochtli.


Si bien la leyenda tiene distinta versiones, otros dicen que su padre fue el mismo Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada, que a través de la pluma de una bella ave, impregno con su hijo a la doncella Tlahuica. Hijo al que protegió desde el reino espiritual en todo momento. Siendo el quien lo empujase sobre las obsidianas con las que mató a Xochicalco.



Peso Cultural


A demás de ser un centro energético sin igual, Tepoztlán ha sido sede de dos grandes revoluciones que hay que recalcar. Siendo la primera, la historia épica de Quetzalcoatl, una de las máximas deidas prehispanicas que a demás de representar a México a profundidad, tiene como atribución el haber sido la deidad que se opuso a los sacerdotes e impidió que continuar los tributos humanos, cambiando la carne, sangre y dolor por la liberación de miles de mariposas.


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Por otro lado en los últimos 100 años Tepoztlán fungió como espacio contenido, místico y transformacional de los doctores Timothy Leary y Richard Alpert, Maestros de Harvard que en estas montañas (como el Dr. Alpert nos cuenta en su libro "Be Here Now" bajo el nombre espiritual que asumió tiempo despues "Ram Dass") obtuvieron la inspiración que dio lugar a la revolución pacífica de la consciencia de los 60's.


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Sin duda Tepoztlán, a demás de pirámides místicas, oasis escondidos, rios, montañas, cuevas, senderos, pozas, aventuras y parajes, cuenta con un número de sorpresas y secretos que solo es tan grande como la belleza de este pueblo, resguardado por el Viento y Acobijado por los Valles, que todavía tiene muchas maravillas por concebir.



Si quieres venir a hospedarte frente al Río de Atongo en el que se bañaba la madre de Quetzalcoatl no dudes hospedarte en La Posada del Valle.


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